El síndrome de disfunción lagrimal o, como genéricamente se le llama , ojo seco, es una patología que produce sequedad en la cornea por la falta de cantidad y calidad de la lagrima natural. No se presenta a una edad específica. Afecta tanto a hombres como a mujeres.
El síndrome del ojo seco se acentúa con la llegada de la primavera por los grandes cambios de temperatura, la aparición de polen en el ambiente y el exceso de polución, sobre todo en ambientes de baja humedad. Cuando el ojo se reseca, paradójicamente, envía a la glándula lagrimal la necesidad de hidratación, de forma que empieza a lagrimar.
¿Lágrimas en el ojo seco?
Entre los síntomas, aparece el escozor o sensación de arenilla, quemazón o picor, sensibilidad a la luz, fatiga o pesadez en los parpados o lagrimeo. El parpadeo es la respuesta natural ante esta situación pues ayuda a humedecer en forma de lágrimas, tal como hemos comentado, la superficie de los ojos.
Para prevenir que el síndrome del ojo seco se acentué con la llegada de la primavera es recomendable cuidar nuestros ojos con unos sencillos consejos:
- Evitando ambientes demasiado secos, fríos o ventosos.
- Proteger los ojos ante la aparición de polen o humo en el ambiente.
- Parpadear con regularidad en tu lugar de trabajo, especialmente si lo haces ante un ordenador.
- Visitar a un oftalmológico como mínimo una vez al año.
Si tienes alguno de los síntomas de ojo seco citados anteriormente, no dudes en consultarnos.